Un día en Seúl

Korea es una península unida al continente asiático por China y está relativamente cerca de Japón. Rodeada casi por completo por mar y con un interior casi completamente montañoso, ofrece una completa variedad de terrenos. Esto unido al hecho de que las estaciones están muy marcadas, con inviernos muy fríos y veranos extremadamente calurosos, hace que la oferta gastronómica sea tan rica como variada.

Los coreanos no solo valoran la alimentación por su sabor sino que tienen una gran consciencia de la influencia que esta tiene en su salud. Influenciados por la cultura medicina china, no dudan en utilizar todo tipo de hierbas y especies con propiedades reguladoras y beneficiosas para la salud. Tal es el caso del ajo, jengibre, ginseng e incluso el kimchi.

El kimchi es un preparado que suele utilizar un producto base al que se le añade una mezcla de chile, ajo y cebolleta. Esta mezcla se suele guardar en una vasija de cerámica y se conserva durante largos periodos. Su sabor es salado y picante a la vez y es tan valorado por los coreanos que incluso suelen decir » Un hombre puede vivir sin su mujer, pero no sin kimchi». No es de extrañar que sea esta la razón por la que sea el plato más conocido internacionalmente, pero no es ni por asomo el único que tienen.

Como contraste existe la cocina de tradición budista que no permite ni picantes ni olores fuertes. Pero eso es ir de un extremo al otro. En medio podemos encontrar diferentes tipos de cocinas de obvias influencias con los países más cercanos, como los dumplings y pastas chinas, como sushi japonés. Todo ello adaptado al estilo coreano, por ejemplo me hizo mucha gracia encontrar unos onigiris de kimchi.

Seúl (que allí se pronuncia «sol») es la capital de Korea del Sur y como en la mayoría de las ciudades asiáticas, la vida es rápida y estresante. El concepto de la semana con 35 horas laborales es simplemente inconcebible y los domingos sigue todo abierto. Una vez terminada la jornada laboral, lo normal es volver a casa a dormir lo antes posible, es por eso que ya casi no se cocina en casa y hay una gran cantidad de restaurantes y centros comerciales donde se puede comprar comida preparada.

Un tipo de restaurante muy popular es donde se sirve el gui, un tipo de barbacoa y que se prepara en mesas de para 2 o más personas.Es un lugar donde la comida es muy buena y suele ser asequible. Lo normal es pedir un primer plato y con él te vendrán cantidad de kimchi, ensaladas e incluso alguna sopa. Entonces si nos quedamos con hambre, podemos pedir otro plato más (o los que queramos). El plato principal suele ser la carne, en concreto el kalbi (costillar de ternera) y que cortarán con tijeras delante vuestro. Otro plato popular es el de cerdo con diferentes marinados, pero hoy en día se pueden pedir verduras e incluso mariscos. Para acompañar todo esto, nada mejor que el Soju, una bebida alcohólica coreana producida a partir de arroz, patata o trigo.

De todas formas, si lo que queréis es una verdadera inmersión en la cultura, siguen existiendo pequeños mercadillos donde comprar todo tipo de productos. Los productos más populares son la col china, el puerro, el nabo, la soja, piñones, setas y mucha fruta. El pescado tiene obviamente un lugar especial y es posible encontrarlo en grandes cantidades, tanto fresco como deshidratado, aunque lo que no hacen es conservarlo en sal.

Pero esto no es más que una pequeña muestra de lo que la gastronomía coreana ofrece. Además de la barbacoa y de la gran variedad de conservas, existen un gran número de platos coreanos que me he quedado con ganas por probar. He probado con anterioridad el bibimbap, un plato de arroz con verduras hecho al vapor y servido en un cuenco de piedra ardiente, pero existen otros platos como las sopas, calderas, potages, tortas y fideos que tendré que probar en la próxima visita.

Solamente he podido estar en Seúl un día, pero ha sido suficiente para que me de cuenta de lo poco que conocía esta cultura y de lo mucho que me queda por descubrir.